El lunes 13 de Junio pasado, el mítico estadio de Boca Juniors se vistió de gala para decirle adiós a uno de los más grandes delanteros que ha tenido en su historia, Martín Palermo, desde el hincha más pequeñito, hasta el mismísimo Maradona, todos corearon el nombre del máximo goleador del club, ya hace algunas semanas se dio el preludio de su adiós, cuando River cayó ante los boquenses en el famoso clásico argentino, cuya definición no pudo ser otra que un valioso gol de Palermo. Aquella vez la alegría fue contagiante, pero en esta ocasión la nostalgia invadió todos los corazones pues no se iba uno más, se iba el Titán, el delantero nato que en 1997 llegó a Boca procedente de Estudiantes de La Plata, no sólo para ser un futbolista más sino para convertirse en el máximo goleador del equipo sino también para coronarse el quinto goleador histórico de Argentina.
No hay mejor descripción para el Loco que sus 129 goles con los xeneizes y sus 227 tantos en competiciones oficiales, sin contar los títulos obtenidos con el equipo de sus amores, entre los cuales destaca la Copa Intercontinental de 2000, cuando en menos de lo que todos esperaban, el jugador le marcó dos goles a Iker Casillas, el guardameta del Real Madrid y actual capitán de la Selección Española de Fútbol.
Ante tanto cariño, Palermo no pudo contener el llanto y con entrecortadas palabras afirmó: "Este momento es único. Me voy más que feliz. Nunca pensé que iba a recibir de parte de la gente una demostración de cariño como ésta. Es muy duro dejar el fútbol, pero ya estaba decidido. Esta semana me voy a preparar para jugar el próximo fin de semana mi último partido, contra Gimnasia y Esgrima".
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